El Maratón de la Autoinmunidad

Ayer entramos al hospital para lo que será, la cuarta cirugía en 12 meses. Créanme se lee mas fácil de lo que se vive, pero no me malentiendan, no es queja, reclamo ni mucho menos receta de cocina. Simplemente hoy, ESTOY HASTA LA MADRE de tener que despedirme de mi chaparra una vez más mientras se la llevan en la puta camilla y yo me quedo con mi cara de pendejo en el cuarto, con los ojos vidriosos tratando de aparentar fortaleza, mientras siento las miradas de todos los que tan cariñosamente nos acompañan en ese pinche momento que tanto odio. La realidad es que ese, es el peor momento de mi vida, y vaya que lo digo con conocimiento de causa, llevamos en este puto maratón ya casi 8 años y dentro de él, llevamos más o menos 25 cirugías y en cada una de estas putas pinches malparidas cirugías, siempre el peor momento es cuando me despido de ella para que se la lleven a quirófanos. ¡Fuck!  Es ahí, donde siento que el tiempo avanza en cámara lenta, es ahí donde tengo que aparentar fuer...

El martes le cambian a mi chaparra el marcapaso, aunque suele ser una operación sencilla para el resto de los humanos, para ella este no será el caso. Cómo saben, ella depende de este complejo aparato al 100%, por lo que no puede estar sin el ni un segundo, y al mismo tiempo, no se si recuerden, pero hace varios meses su corazón empezó a hacer bloqueos, esto quiere decir que su corazón se salta latidos, razón por la cual, en esta ocasión, le van a colocar un dispositivo de doble cable, o sea, con función en los dos ventrículos, para así, evitar que sucedan estos mendigos y espantosos saltitos. La verdad es que aún no estamos listos, pero los que ya están más que listos, son los nervios, los miedos, las pesadillas y las incertidumbres. También tengo que decirles que desde la última cirugía  hace 6 semanas, mi chaparra aún no está recuperada del todo, es más, su estado de salud yo lo veo más endeble que nunca, su masa y peso corporal están en los niveles más bajos de los últimos años...