Todo menos costumbre.

Si, la verdad es que ya llevamos en este maratón muchos años, es más, ya estamos a unos meses de conmemorar nuestro aniversario número nueve.

Pero para todos los que crees que ya estamos acostumbrados a esta constante lucha por sacar lo mejor de cada día, están totalmente equivocados.

Se que la mayoría de ustedes, nos entienden, nos conocen y nos lee, por ello saben que por más que pasan los años, simplemente no hay manera alguna de acostumbrarse a vivir así.

Tampoco quiero negarles que gran parte del tiempo, ya estamos en un esquema o ambiente de control, pero hay tantas y tantas batallas que uno va enfrentando a lo largo de la vida que nos hacen, no olvidar que en muchos momentos, tenemos el viento en contra y por más que parezca que tenemos dominado el vivir con esta enfermedad no es así, a nosotros cualquier inestabilidad cotidiana, nos pega mucho más fuerte que a cualquiera o por lo menos, nos repercute de una manera menos convencional o más profunda.

En temas de pandemia, si mi chaparra, está encerrada mucho tiempo, el cuerpo le cobra más cara la factura que a todos los demás, si se estresa por temas del negocio, este estrés le hace más mella que a cualquier emprendedor y  si nos enfrentamos en algún pelito o discusión marital, el impacto emocional suele ser también de mayor impacto.

Les digo qué pasa..... no por ver a una guerrera incansable, una mujer brillante, dedicada, fuerte, segura y frontal... debemos olvidar que esa gran energía y majestuosidad habitan en un cuerpo casado, que es sostenido por un sinfín de medicamentos, cirugías y procedimientos médicos rutinarios. 

Y así como a ella le gusta ser percibida como una mujer entera, vigorosa e imparable, también tiene momentos en los que debe tomarse un descanso y sentir un poco de aire para así poder juntar energía para seguir viviendo de la manera que sólo ella sabe hacer.

Todo este choro mareador no es solo un escrito para desahogarme o mentar madres por alguna circunscrita en particular, sino, que es un llamado a todos los que creen que ella ya está acostumbrada a vivir así, que ella ya no necesita las porras, las palabras de aliento y los apapachos que la motivan a nunca rendirse, mi chaparra sigue batallando todos los días por sacar lo mejor de ella, por seguir adelante, por sonreír o por seguir dándonos esas lecciones de grandeza solo ella domina.

Su enfermedad es degenerativa, cada día avanza un poco más y cada día seguimos enfrentando nuevos retos que vencer. 

Ella, aún necesita de todos ustedes, yo aún necesito de todos ustedes, nosotros, aún necesitamos de todos ustedes.

Por qué este maratón sigue, seguimos luchando todos los días, seguimos pasando noches en vela y seguimos llorando cuando sentimos que ya no podemos más.

Y bueno, seguramente esta entrada está siendo un poco menos inspiradora que otras, no puedo negarles que llevamos una semana bastante difícil, seguimos luchando contra un pinche Mounstro el cual esta semana si nos dio una buena paliza que no olvidaremos.



Pero como ustedes saben, si nosotros retrocedemos, solo es para agarrar vuelo y saltar más lejos.

Live, Love, Laugh y seguimos en la batalla.

P.D. Las peores batallas son las que se pelean en silencio.






 








Comentarios

Entradas populares de este blog

Un año que me cambio…

Qué haces?

Pinche “Flashback”