Un buen día.
El trayecto del hospital a la casa fue un momento increíble, los dos tomados de la mano, en silencio, escuchando música, no podíamos creer que ese momento había llegado, mi chaparra tenía una expresión de jubilo y cansancio que se le notaba con mucha claridad, sólo la recuerdo viendo por la ventana con una que otra lágrima bajando por sus mejillas, estábamos tan ensimismados que no recuerdo ni el recorrido ni la música, sólo se que fue uno de los mejores momentos de mi vida. Llegamos a la casa, aún no estaban mis chaparros, yo sentía un temblar de las piernas y un cansancio repentino que no podía controlar, después de los procesos habituales de instalación, aparecimos los 2 tumbados viendo la televisión con un café a lado y gozando el momento. Primero llego mi chiquita excumpleañera, ella corrió como locomotora a darle un abrazo a su mamá que duraría unos 3 minutos, después, la agarro de la mano y se la llevo a su cuarto para enseñarle todas las novedades. Dos hor...