Bitácora de viaje, Día 13 por MB

Mientras D durmió de corrido toda la noche y le costó trabajo despertar, el Team D local cada uno en distinta modalidad pasamos una noche de sueño intermitente que sí nos hubiéramos turnado las horas que pasamos despiertos cada uno, hubiéramos cubierto el turno completo de la noche en vela. 

Martes y 13! buenos augurios para tan importante día en que llegamos todos a las 6:30 am al Saint Marys Hospital y procedimos al registro, con el valioso dato que Da nos había proporcionado de poder solicitar una habitación privada, no solo eso...inclusive puedes solicitar una suite, cosa que no dudó en hacer J pero no le aseguraron ya que esta decisión dependía de lo que dijera el médico. Suite o no, la idea de no compartir la habitación con nadie,  alejó de D la preocupación de pasar la noche en aquel horrible cuarto en el que ya había estado para sus pruebas.

Como sí se tratara de un tour turístico, una persona del hospital va llamando a los pacientes asignados para cirugía, así lo hicieron con D y subimos todos con ella. Su esposo, cuñado, suegro, papá y mi nuevo estatus de "hermana". Un selecto grupo de personas, cada uno distinto del otro, pero todos con un solo objetivo acompañar a D en este paso y hacer  todo lo posible para que ella se sienta mejor, se sienta querida y apoyada.

La metieron en un cuartito muy chiquito, sin cama, sólo un reposet. Por un momento pensamos que esa era la habitación privada!!! 

Durante todo el proceso, la atención es cálida y eficiente. Las funciones de cada miembro del staff que te atiende son muy claras y el trato es inmejorable. Hay una persona asignada para ser el contacto con los familiares del paciente, su trabajo es hacer que los familiares estén informados en todo momento de lo que está sucediendo, lo que sucederá después y ser el enlace entre éstos y los doctores, tomando nota del teléfono del contacto principal en este caso, J. Otra persona se encarga de mostrarte en donde puedes esperar y como puedes pasar lo mejor posible la espera en las salas asignadas para ello. Hay una pantalla que muestra el estatus de cada paciente, sin nombres, sólo aparece la clave y el estatus en el que se encuentra, en "preparation", en "OR",y se actualiza de tanto en tanto.

Como es de suponer, los nervios previos a que se la llevarán flotaban en el ambiente y aunque todos hicimos nuestra mejor actuación, nuestras miradas de preocupación nos delataban. Cuando apareció el camillero que se la llevaría, J sintió como el estómago se le encogía. D estaba verdaderamente asustada, la despedida fue muy dura y emotiva, con el fondo musical de Pink y Fun con "Give me a reason", canción que ha acompañado a J y D durante todo este viaje convirtiéndose en una de sus predilectas. Tras la camilla de D, vimos pasar todos nuestros miedos, nuestros buenos deseos, nuestras preocupaciones y TODA nuestra esperanza.

Todos nos quebramos, J estaba totalmente abrumado por el cúmulo de sentimientos y pensamientos que lo invadieron, cayendo en los brazos cariñosos y de consuelo de su papá. Así estuvimos un rato, hasta que logramos separarnos de ahí para poder ir a desayunar algo. 

Ante la inminente espera, los sentimientos van cambiando, pasando por todas la variantes...por el silencio de la angustia, por la risa de la evasión,  a la plática profunda y al empantanado mundo de la suposición y las especulaciones.

Desayunamos todos abajo en la cafetería del hospital, todos bien pendientes de la hora en la que se la habían llevado. Debíamos considerar una hora y media de preparación antes de que la metieran al quirófano, momento en que nos avisarían. Y así fue, J recibió la llamada de que la cirugía estaba empezando. Nos habían dicho que debía durar entre una hora, a hora y media. 

Mientras tanto, vinieron a buscarnos para subir al cuarto que le asignarían, era en el piso 7. Cuando llegamos al piso, yo me fije en uno de los letreros de señalización que decía "To Marys Suites", J se puso feliz!, lo mejor para su chaparra. Cruzando las puertas de las suites, es como entrar a un gran hotel de lujo. Alfombra decorativa, todas las puertas y barandales de caoba con herrajes dorados, un pasillo con candiles y sillones afuera de cada habitación. La suite resultó ser "LA suite", qué cosa. Una enorme y luminosa habitación, perfectamente decorada a todo lujo, con un cuartito a un lado con una elegante mesa para comer, a éste lo denominamos "el cuarto de choferes" jajaja, ya que es como una antesala, sin ventanas, separado de la habitación. El baño es enorme, elegantísimo, con mosaicos italianos, llaves doradas, amenities deliciosas, regadera y tina de hídromasaje... Wow!

Estábamos extasiados por la suite y lo contenta que se pondría D, cuando habían transcurrido escasos 50 minutos de haber iniciado la cirugia y vino la señorita a buscar a J porque el cirujano quería hablar con él. Ups, con el nudo en la garganta se levantó y la siguió.

El resto nos quedamos helados y en absoluta pausa esperando a que regresara J con las noticias. Por fin apareció, con sus ojos llenos de lágrimas de alegría, la operación había terminando y todo estaba bien...Oh, que sensación de alivio, de consuelo, de paz. Confieso que ese fue el momento en el que yo me quebré, no pude contenerme más y las lágrimas empezaron a correr si parar por mi cara y mi corazón se llenó de alegría.

A partir de ese momento todo fue felicidad, J lo compartió vía chat con todo el Team D que está allá, que por cierto toda esa gente que está atrás de ellos, pensando en ellos, mandándoles palabras de aliento e incansables muestras de cariño se han convertido en una fuerza impresionante para esta pareja que nunca imaginó que eran tan queridos, por tanta gente.

La ya de por sí hermosa suite, se llenó de flores y globos para D y  por fin pudimos comprar la camiseta que J y yo habíamos visto con tanta ilusión  la semana anterior y aún no nos atrevíamos a comprar por su mensaje de "Repaired in Rochester".

Al poco rato apareció un grupo de enfermeros y camilleros con ella. Se veía muy bien, despierta y contenta. J la recibió y todos nos salimos de la suite para que la acomodarán y conectarán a todos lo aparatos para su monitoreo constante. 

Por fin pudimos verla, estaba muy bien, un poco adormilada y con la boca muy seca por la anestesia. Apenas podía hablar por la resequedad, sin embargo logró contarnos lo que recordaba que le habían hecho. Mientras ella hablaba, todos la escuchábamos pero ninguno podía dejar de ver el monitor de su frecuencia cardíaca en el que se leían los luminosos  y tan anhelados números "80", "82"...tres hacia arriba dos hacia abajo pero en ese hermoso y saludable rango entre los ochenta y los noventa.

Desde las 12:30 que llego a las 8 de la nocheque nos fuimos, la pasamos con ella, turnándonos  para darle hielo en la boca, pasarle el agua, hacerle masaje, taparla...lo que sea con tal de ayudarla y demostrarle nuestro cariño.

Así terminamos el día, pasando del "cuarto de choferes" a la suite, entre bromas y los "fun facts" y datos históricos que Da nos dio de lo que leyó  sobre la historia del Hospital Saint Marys, como que cuenta con más de 43 quirófanos, que fue el primer hospital dedicado a cirugías y manejado por monjas con las técnicas y aportaciones médicas y de asepsia de los hermanos Mayo, entre ellas sus técnicas de sutura que empezaron con pelos de la crin de los caballos tratados y esterilizados.

Un largo día, y más larga la víspera de este día que ha durado más de un año. Un año de espera, termina hoy con un nuevo resultado, un gran paso a la recuperación total y volver a la vida, esa que han puesto en pausa para librar este obstáculo del que J y D saldrán más unidos y fuertes que nunca.






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