Hospital a domicilio.

Lunes 6 de Octubre del 2014.

Por mas que trató mi chaparra de recuperarse de aquella gran comida familiar no pudo, la deshidratación seguía haciendo de las suyas, el dolor de cabeza no dejaba de molestarla y la presión arterial estaba jugando con ella, hasta que la decisión del medico en turno fue indicar que se le suministre por vía intravenosa la famosísima albúmina que todos conocemos, pero esta vez en la casa.

Desde las 18:00 empezamos a coordinar la logística para que esto suceda, pero no fue hasta las 22:00 que llegaron los médicos a la casa para empezar a bailar el tango.

Primero se presentaron, después con una sutileza intromisoria empezaron a convertir nuestra sagrada habitación en un recinto médico inmaculado, a los pocos minutos llego la enfermera responsable de guiarnos en esta gran velada y juntos siguieron trabajando en los preparativos de esta sinfonía médica  privada.

Los médicos a domicilio se fueron a las 22:50, solo se quedo la enfermera, ella termino los últimos detalles para colocarle el suero y de ahí, empezar a levantarla poco a poco, mi chaparra estaba en ése estado entre cansada, mareada y hasta la madre, que ya domina, pero con todo y todo cada ratito me volteaba a ver con esa sonrisa hermosa, hasta que se quedo dormida.

No puedo dejar de sorprenderme de lo fuerte que es, por mas que le hacen, le dicen y le prometen sin cumplirle, ella esta fuerte y segura, no da paso atrás, ni siquiera baja el ritmo yo de grande quiero ser como ella.

Pero ahora si, ya me siento con la autoridad moral para decirles que nuestra experiencia en situaciones medicas complicadas es vasta y detallada.


Esta noche llego para complementar nuestro repertorio de vivencias, no se si puedo decirles que esta experiencia en partícular es buena.


Pero por lo menos, estamos en casa.


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