El cielo se pinta de tonos grises.

La Como es bien sabido por todos los corredores, el verdadero reto de los maratones es saber manejar a la mente. 

En este maratón que llevamos viviendo ya casi 4 años, no es la excepción.

Yo soy capaz de manejar todo en la vida, mi mente es estratégica, por lo general estructuró mis presiones por prioridad y siempre busco el camino más eficiente para resolverlas. Siempre he sabido que bajo presión es cuando mejores soluciones encuentro.

El único tema que no puedo manejar es cuando veo a mi chaparra tristona  o cuando tiene un mal día anímicamente hablando, sufriendo por controlar a su mente, sobretodo me causa conflicto verla luchar contra sus propios pensamientos en los días que el cielo se pinta en tonos grises.

En este tipo de días por más que trato de mantener mi "coolness" siempre acabo metiendo la pata, enojándome o simplemente encampsulandome en mis pensamientos. Y con esto, en lugar de ayudarla, la perjudico  más o simplemente no la ayudo a salir más fácilmente del bache.

Pero verla así, causa en mí, sentimientos más fuertes de los que puedo controlar,  me siento frustrado porque se me terminan las ideas para cambiarle la tonalidad a su cielo y cada vez que abro la bocota, meto la pata. 

Hasta que después de varias horas de perseverancia, me doy por vencido y es cuando entiendo que debo dejarla tranquila, darle su espacio y dejar que ella sola encuentre su norte para que vuelva a dejar salir las sonrisas que había guardado en algún cajón del alma.

Es chistoso, pero en días grises es cuando más presión siento, o por lo menos es cuando más trabajo me cuesta empujar hacia adelante.

Yo soy capaz de aguantar y manejar todas las situaciones que hemos vivido y las que viviremos, pero lo único que me considero incapaz de manejar, es la tristeza de mi chaparra.

Pero como siempre, estos días, en los que el cielo se le pinta de colores opacos, una buena noche de sueños reparadores hacen que todo cambie y vuelva a estar feliz... Y yo también!

Live, Love, Laugh!