Sobreviviendo batallas.

Hace casi un mes que no escribo, han sido unas de esas semanas en que la presión es tal, que no tenemos tiempo de bajar la guardia, recobrar fuerzas  o por lo menos frenar para recapitular lo sucedido. Aún no terminamos, pero en este momento las opciones sólo son dos, escribir  o tronar y como la segunda opción no es viable en mi vida, mejor recurro a la primera.

Les hago un corto resumen de lo que hemos pasado:

Empezó mi chaparra con una fuerte infección de riñón, días después se le complico mucho el malestar de espalda por el cual tuvo que recurrir a muchos altas dosis de analgésicos y visitas frecuentes a fisioterapia para medio poder llevar su vida, después llegó otra infección más fuerte de riñón, la cual terminó en interrumpirnos un gran y armonioso fin de semana familiar, y claro, en este lapso de tiempo tuvimos 2 sesiones de hospital en casa para hidratarla, para hacerles el cuento corto, mañana en la mañana hospitalizan a mi chaparra, para hacerle una infiltración en el sacro como medida desesperada para controlar el dolor sin tener que recurrir a más medicamentos los cuales comprometan a los riñones.
Si me dejan serles sincero... Todo esto es secundario, lo que más me afecta, espanta y estremece es la desesperación de mi chaparra por sobrellevar este deterioro repentino que está viviendo, física y anímicamente.

Como siempre les he dicho...

No me importa verla desmayada, adolorida o inclusive recién operada, lo que simplemente no puedo manejar es verla tan desesperada, cansada con su vida, con su situación y con su futuro.  

Hay tantos momentos en los que me quedo callado sin saber qué decir o que hacer, en los cuales sólo la abrazo muy fuerte con dolor en mi corazón y mientras cierro los ojos, pido por qué esta situación solo sea pasajera o por lo menos que no sufra en ella.

Realmente llevamos muy malas 3 semanas.

Ya no sé qué más escribirles, sé que la situación de mi chaparra no es curable ni reversible. Pero mañana le van a quitar un poco de dolor y con eso, ella estará más tranquila y tendrá un nuevo respiro para seguir luchando, viviendo y sonriendo.

Decirles que no estoy preocupado sería mentirles, tampoco puedo decirles que se lo que va a pasar, lo único que puedo asegurarles es que seguiré luchando todos los días de mi vida por su felicidad, escucharon bien... Yo no estoy luchando por qué ella se cure, sino que estoy luchando por qué a pesar de todo lo que ella carga, sea lo más feliz que ella puede llegar a ser.

Hay batallas que para ganarlas, sólo tienes que sobrevivirlas.




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