Pinche bendecida máquina.

Llegamos hace unos días después de haber tenido una de las mejores semanas de nuestras vidas.

No sé si recuerdan que estábamos pasando por una muy mala época en la que mi chaparra saltaba de infección en infección, debilitándose cada vez más y con unos momentos de flaqueza anímica bastante considerables.

Pero para no hacerles el cuento largo, al primer momento de estabilidad que logramos... PUM! Nos escapamos a colorado a pasar unas semanas inmaculadamente perfectas, aunque tuvimos que llevar a una enfermera unos días para hidratar y fortalecer a mi chaparra para poder aguantar la vacación  les digo que realmente nos dedicamos a nosotros, a nuestros niños y a sanar las heridas de guerra que nos habían quedado por las últimas batallas.

Ahora sólo me queda agradecerle a la vida por habernos permitido vivir esos momentos juntos.

Y bueno... obviamente regresando lo primero que hicimos fue conectar a mi chaparra y es ahí donde me cae el balde de agua fría en la cabeza. 

Realmente me cuesta mucho trabajo manejar ambos mundos.

Primero esta el mundo en que estamos de vacaciones, felices, riéndonos por cuan idiotez se nos cruza en el camino, celebrando la vida y acrecentando nuestra colección de momentos felices y después esta el mundo en que mi chaparra tiene que estar conectada a una pinche máquina cada quince días para poder sobrevivir.

Si ya sé,  estan pensando... Pero bueno, acaban de regresar, se la pasaron increíble, etc... Pero el ver con tan pocos días de diferencia  un escenario y otro, realmente me puede muchísimo, me duele el alma y hace que el mundo me vuelva a temblar.

Es como si primero te ganas el premio mayor de la lotería y en el momento que llegas a cobrar la gran fortuna, te salen con que no te queda nada y ahora hasta les debes dinero por los impuestos del premio que nunca te dieron.

No sé si me explique, pero es un cambio muy radical en tan pocos días...

Pero al fin y al cabo, la vida es constuir recuerdos, en nuestro caso, hemos aprendido a no dar nada por hecho, grabando en nuestra memoria los buenos momentos y encontrándole lo positivo a los malos.

Por que más que todo quisiéramos que la vida sólo este llena de caminos de leche y miel, esto es imposible, no olvidemos que nosotros somos los que decidimos como vivir y como soñar.

Live, Love, Laugh!





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