Falling Sky

Hay momentos en la vida en los que no entiendes que es lo que está pasando, sólo sientes que el cielo se te está cayendo en la cabeza y que el mundo empieza a girar de una manera incomoda, sientes como el pecho se te va calentando y las articulaciones se tensan. Tratas de llevar a tu mente hacia algún lugar más positivo y ameno, pero no puedes.

Tus ojos empiezan a ver una realidad imaginaria muy real, tus oidos dejan de escuchar el sonido externo para ensimismarse en tus pensamientos ruidosos y turbios que solo tú eres capaz de escuchar y entender.

Te das cuenta que el mundo no es como tú lo imaginaste de niño y sientes que la vida te está haciendo una jugarreta ventajosa y no tienes con quien quejarte, culpas a las nubes de tapar el sol, culpas a las ramas de no dejar caer la fruta cuando esta madura y sobretodo culpas a tu mente de estar distorsionando a la realidad.

Por más que tratas de hablar contigo mismo, tu caballo interior sigue galopando a altas velocidades y con una fuerza nunca antes vista.

Entiendes que estas encerrado en una realidad distorsionada a la que sólo tú ves y aunque tampoco la entiendes, la sigues viendo como realidad.

Tratas de controlarte y volver a controlar al mundo, pero te es imposible, te das cuenta que las palabras, expresiones y pensamientos no tienen cabida en tu realidad verdadera.

Hasta que de repente te das cuenta que todo es producto de tu imaginación, que la realidad que estabas creyendo verdadera, era sólo producto de pensamientos irrelevantes, absurdos e imaginarios cobijados dentro de una crisis fugaz sustentada en mucha presión acumulada de varios años de lucha maratónica.

Vuelves a respirar, vuelves a ver el color verde brillante de los árboles, el azúl profundo del cielo y el blanco majestuoso de la esperanza.

Entiendes que la vida no es perfecta y que tú  tampoco debes serlo, como buen ser humano tienes derecho a romperte, a no ser perfecto y a no poder controlar el destino, tienes permitido equivocarte y sentir miedo absoluto, es válido no saber que pasara en la vida.

Al fin y al cabo, eres humano y tienes derecho a ser humano.

En ese momento, a tu lado, esta otra vez el amor de tu vida, es aquella chaparrita quien una vez más te da una lección de entrega incondicional, aún en los momentos que no te caes bien ni a ti mismo, otra vez esa niña hermosa la que te toma de la mano, te abraza, y con ojos enlagrimados encuentra las palabras perfectas que necesitas escuchar para regresarte a la realidad.

Al final, las cosas vuelven a tomar su ritmo, la vida vuelve a tocar aquella melodía que ya conocíamos y la armonía vuelve a tomar el control de este maratón.

No, no me fumé nada, sólo fue una muy mala tarde, pero ésta, ya termino.

Buenas noches.

Adiós.





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