Recuento de daños.

Pues si, ya regresamos de 8 insuperables días  en Londres, el viaje fue un sueño, no dejamos de reírnos ni un segundo, la comida y el chocolate, no faltaron en ningún momento, realmente ha sido uno de los mejores viajes de mi vida, pero sobretodo, fue algo que pensábamos iba a ser tan difícil de lograr, que el puro de hecho de ir y regresar con bien, lo dice todo.

Pero como saben, estas cosas no son gratis, el premio que tenemos que pagar por este tipo de aventuras siempre es algo elevado.

Mi chaparra esta absolutamente tronada, su cansancio, mareo, dolor de cuerpo, dolor de cabeza, deshidratación, dolor de espalda y malestar general son muy severos. 

Me duele tanto verla así, que hasta me he preguntado tantas veces si valió o no la pena haberla sometido a tanto ajetreo. Porque como saben, el que ella esté tan delicada representa un riesgo muy elevado.

Pero es ahí, donde al ver la fotos, recordar todas las memorias que construimos, aunado a la cara de felicidad de ella por haber logrado lo inimaginable, todo me hace sentido y me siento satisfecho por haberlos llevado y regresado con bien a todos.

Porque aunque para muchos esto pudo haber sido un viaje común, para nosotros implica una preparación,  planeación y recuperación muy por encima del promedio.  Para poder haber logrado 8 días de viaje a un lugar tan lejano, tuvimos que preparar a mi chaparra con más de 15 días de hidratación previa  y por lo menos una semana de recuperación posterior para que pueda volver a estar estable y fuerte.

Pero una vez más, ella me está dando una lección de vida; La fuerza, la pasión, el carácter, la determinación y en general su manera de enfrentar este gran reto, me dejo sin palabras.

Muchas veces yo sabía que estaba cansada, que ya no podía más, que su cuerpo le pedía un descanso y le suplicaba un hasta acá, pero ella lo enfrentaba, retaba y manipulaba para hacer lo que su mente quería hacer y de la manera en la que su corazón quería hacerlo.

En pocas palabras, ella en este viaje, hizo lo que quiso, como lo quiso y en la forma que lo quiso, no le importó absolutamente nada de lo que su cuerpo le sugería y al final del camino, aunque tengamos que pegar uno que otro plato roto, puedo asegurarles que todo valió tanto la pena que lo volveríamos a repetir mil veces más.

Porque  la vida se vive como uno quiere vivirla, los límites solo son imaginarios, y para vivir, sólo necesitas pretextos para hacer las cosas en lugar de excusas para no hacerlas.

Live, Love, Laugh and do..... whatever the fuck you want.










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